La psicosis de la privacidad en Internet

La psicosis de la privacidad en Internet

Juanjo Dorado
Juanjo Dorado
Desarrollador web y Social Media Manager

Las redes sociales llevan años siendo una parte activa de nuestra vida. Cuesta mucho encontrar personas que no tengan contacto de un modo u otro con el mundo online, y es que prácticamente todo el mundo hace uso de las redes sociales. Lo cierto es que con este uso ponemos nuestros datos a disposición de ellas alegremente y sin ningún coste.


Quién ve tu información

Si buscas en la red, no es difícil encontrar escándalos con casos donde información privada ha llegado a quién no debía. Seguramente Facebook esté ahora miso en la mente de todos, pero la realidad es que rara es la empresa que no ha tenido algún problema con el tratamiento de la información. Sin embargo, en la mayoría de los casos los datos que proporcionamos no van más allá del mero material para el cotilleo cotidiano.

No obstante, ya sean para cotillas de guardia, agencias de inteligencia o para el mismísimo Ethan Hunt, Internet se ha convertido en un lugar donde tras nuestro nombre y con sólo un par de clics podemos averiguar gustos, fotos, ubicaciones visitadas, preferencias, ideologías y hasta los mismísimos sueños de nuestra vida. 

Por otra parte, ya ni siquiera es necesario estar en las redes sociales para que nuestros dispositivos de uso diario como el teléfono móvil sepan qué vas a hacer antes siquiera de que pienses en ello. Un ejemplo de esto es cuando todos los días haces la misma ruta para ir al trabajo y al montarte en el coche el teléfono hace una estimación de cuánto vas a tardar. Tus datos están ahí.


Posturas a tomar

Esta realidad ha ido generando distintas corrientes de pensamiento entre la población, de tal manera que podríamos agrupar a cada persona dentro de alguno de estos dos grandes grupos que he querido reflejar a modo de respuesta a la pregunta obvia: ¿Cómo te tomas el tema de la privacidad en Internet en general y en las redes sociales en particular?
 

¡Oh Dios mío! ¿Dónde está la salida?

Acabas de descubrir no sólo lo fácil que es acceder a tus datos y tu información sino quién puede hacerlo y tu primera reacción es huir de todos esos sitios. Este episodio tiene normalmente distintas modalidades que pueden ir desde poner de avatar o foto principal una foto de tu personaje de ficción favorito hasta eliminar por completo todas las redes sociales por miedo a que supongan una puerta de entrada a cualquier información delicada.

La psicosis de la privacidad en Internet

Aunque en mi opinión estas medidas son excesivamente drásticas, no son carentes de sentido en muchos casos. Nadie quiere que determinadas fotos de sus hijos estén circulando por ahí cuando éstas deberían ser de un consumo más familiar. Pero en casos así borrar todas las redes sociales o cuentas de Internet no es realmente la mejor solución, sino la más extrema.

Las redes sociales no son más que un reflejo de lo que somos. Se pueden usar bien y se pueden usar mal.

Las redes sociales no son más que un reflejo de lo que somos y lo que seamos capaces de hacer. Se pueden usar bien y se pueden usar mal. Tal vez sea más indicado informarte y aprender sobre ellas para dar un mejor uso que eliminarlas por completo. Después de todo, seguro que no te has planteado dejar de usar un cuchillo para untar la mantequilla porque con él se pueda hacer daño a otras personas.

Realmente me da igual

Desde mi punto de vista esta postura es la más extendida. Plantearte cambiar tus hábitos en la red es algo que pocos hacen. No solemos manejar información tan vital en nuestra vida cotidiana como para que conocidos, cotillas o la agencia de inteligencia más importante del planeta puedan acabar con esa información y realmente te importe. O dicho de otra forma, te da igual dónde pueda llegar esa foto del majestuoso postre que te vas a comer.

Sin embargo, publicar todo tipo de contenidos sin la menor preocupación de a dónde o a quién puedan llegar tampoco es lo más indicado. Por ejemplo: Si andas inmerso en la ardua labor de encontrar un trabajo, deberías saber que todas las empresas visitan los perfiles sociales de los candidatos. Seguramente no quieras que lo primero que vean de ti sean esas fotografías de aquella noche legendaria con amigos.

Como ya comentara en el otro extremo, lo ideal es documentarse y aprender más sobre cada red social para ver cómo compartir qué contenido y así evitar desagradables sorpresas.


Y entonces… ¿Qué puedo hacer?

Lo primero y más fundamental es que no cunda el pánico. Si llevas años publicando a diestro y siniestro sin importarte jamás la privacidad no tiene sentido que ahora entres en crisis por ello. Revisa qué redes sociales tienes activas y cuáles usas más. Tal vez sea un buen momento de hacer limpieza de Facebook si hace un lustro que no entras en ella, o de aquella otra que te registraste por si acaso y ya no recuerdas ni su nombre.

Por otra parte, en las más habituales como Facebook, Twitter o Instagram puedes revisar quién ve qué contenidos y cómo los ve, o replantearte qué uso le das a cada una de ellas. En nuestro propio equipo de Wanaleads tenemos compañeros que usan Twitter como una red pública más orientada al ámbito laboral y Facebook como algo personal sólo para amigos o familiares; mientras que por otra parte tengo amigas que hacen justo lo contrario: Usar Facebook o Instagram como un perfil más profesional que personal y dejar Twitter como una herramienta para amigos y familiares.

Como todo en Internet, dependerá de cada circunstancia y cada objetivo pero como ya sabes las posibilidades con muchas.


3 consejos sobre privacidad en las redes

La psicosis de la privacidad en Internet

Para ir terminando, y sobre todo si te has llegado a plantear eliminar todos los perfiles, me gustaría darte estos consejos básicos pero de los que creo que podrás sacar mucho partido.

  • Utiliza siempre el sentido común. Por muchas configuraciones y parametrizaciones que hagas, si evitas publicar material que pueda ser comprometedor seguro que nunca tendrás problemas. Yo uso mucho una frase que me encanta y que dice no digas nada en las redes sociales que no te gustaría ver en una valla publicitaria enorme con tu cara al lado.
  • Aprender, siempre aprender. Antes de plantearte huir, revisa bien las posibilidades que te ofrecen las redes sobre quién sí y quién no puede ver cada contenido. En esto quizás Facebook es la más completa, pero también puede ser la más compleja si no estás familiarizado con ella. En este sentido, Instagram ha planteado un sistema de mejores amigos en las stories, donde puedes compartir cosas más personales solo con quien tú consideras que están en ese grupo.
  • Y si tienes niños… Van a acabar utilizando las redes sociales. Negarte en rotundo a ellas y prohibírselas no servirá eternamente. En su lugar, es mucho más provechoso que dediques un tiempo considerable a educarlos e informarlos sobre ellas. Ellos son los que más riesgos tienen de caer en un mal uso de las redes por su inocencia y su desconocimiento.
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