Las redes sociales son un espacio donde cada uno muestra quién es, qué hace y qué sabe hacer. Y esto es también aplicable a los negocios. No cuidar las redes sociales no es hoy día una opción razonable, y de hecho si no estás presente también estás aportando información al usuario que te busca y ve que no existes o no tienes una actividad coherente.
Esta especie de «condena social» tiene por lo general dos apartados en los que quiero reparar hoy.
Las redes sociales en el ámbito personal

Te lo digo lo más claro que puedo: Tus redes sociales son el mejor Currículum Vitae. Tradicionalmente los candidatos a un puesto de trabajo se han quejado del poco tiempo que realmente se tiene para mostrar su valía o sus aspectos personales, pero la realidad es que hoy ese tiempo es ilimitado, ya que puedes estar mostrando quién eres, qué haces y cómo lo haces prácticamente todo el tiempo.
Y si yo no te convenzo, lo harán estos datos. Hace unos meses fue publicado por Infoempleo el informe «Talento conectado», en el que llamaban la atención datos como que:
- El 60% de los profesionales de recursos humanos consideran que (siempre en igualdad de condiciones) una persona activa en redes sociales tiene más opciones que las personas inactivas.
- El 45% de los profesionales en recursos humanos echa un vistazo a las redes sociales de los candidatos antes de realizar la primera entrevista.
- El 83% de estos mismos profesionales echa ese mismo vistazo justo antes de tomar la decisión final para contratar.
En el tema personal, más allá de un perfil actualizado de LinkedIn, conviene tener en cuenta que Facebook es una red social donde tienes más contactos que verdaderos amigos, Instagram es una plataforma donde la intimidad se ha convertido en eximidad, Twitter es una plataforma genial para demostrar tu profesionalidad e incluso tu fotografía de WhatsApp será visible por cualquier persona que tenga tu teléfono.
Las redes sociales en el ámbito corporativo

Si a nivel personal las redes sociales son el mejor Currículum, a nivel empresarial son sencillamente el mejor escaparate. En un mundo donde la pandemia nos ha empujado a ser online o no ser, es inconcebible que alguien que busque un negocio no encuentre exactamente la información que quiere saber de él.
Horarios de Google Business incorrectos, páginas o perfiles de empresa que no se actualizan desde 2018, imágenes como el logo o el encabezado con una identidad corporativa obsoleta… Son solo algunos de los detalles que pueden hacer pensar que incluso esa empresa no sigue en pie en la actualidad.
Aparte de esto, no hace falta decir que unas publicaciones cuidadas, imágenes atractivas y reales, una buena redacción sin faltas de ortografía y no buscar vender con el 100% de las publicaciones que se hagan son buenas prácticas que siempre van a aportar a los usuarios que decidan seguirnos.
Pensar que no tener una buena imagen en Intenet es una opción en 2021 es un error.
En resumen
Ya sea en el ámbito personal o profesional, tener una imagen online es inevitable en la actualidad, porque de hecho la falta de la misma también está dando una imagen.
Si somos capaces de entender las reglas de este juego, frenar el ímpetu del postureo más sandunguero y reconvertirlo en un postureo bien entendido, estaremos proyectando una imagen más que interesante imagen de marca, generando así algo que va más allá de estadísticas: Una reputación online.